En esta última parte de este trascendental tema que nos acerca al propósito perenne de la vida, exploraremos una aproximación a las manifestaciones actuales de la felicidad en el campo de los profesionales de la salud desde un punto de vista de investigación y desarrollo académico, así como algunas de las significaciones sociales.
Como hemos insistido, la felicidad representa el derecho de mantenernos en nuestra esencia, sin embargo no existe un consenso de esta idea ni del cómo podemos ser capaces de mantenerla como un asunto objetivo y no como una una idea o una entelequia de una aspiración personal del ser humano.
FELICIDAD Y PSICOLOGÍA POSITIVA
Por principio de cuentas entiendo a la Psicología Positiva como un cambio de enfoque de la psicología tradicional. En lugar de hacer referencias y estudiar los problemas y considerarlos como desviaciones de la normalidad, nos enfocamos en el estudio del otro lado, cuales son los precursores de la mejor versión de nosotros mismos.
Este cambio de enfoque beneficia mucho a un modelo holista de la educación pues uno de los objetivos en mantenerse en el momento donde tomamos decisiones, y por ello, permite mantener el canal del ser abierto.
Desde lo que es una aproximación epistemológica a la felicidad, la Psicología Positiva es un intento por explorar la cuestión de la felicidad desde los tres ojos, carne, mente y espíritu, sin embargo se queda corta.
Baste querer apoyarnos en sus postulados para establecer las condiciones para un modelo “Positivo” de Educación.
La Psicología Positiva aporta para el diseño de mejores herramientas para una aproximación educativa holista, sin embargo abunda en la parte neurofuncional y penetra de manera insuficiente en el ser. Pareciera ser, al menos es mi impresión que desestima un tanto la fuerza del ser para encontrar su camino en la conciencia. Por ello se revuelve en una serie de explicaciones fenomenológicas, científicas y estadísticas que si bien, son muy buen aporte y avance para la formalización científica de algo tan intangible como la felicidad, esto procura verla como la consecuencia de una serie de situaciones que se presentan en el mundo científico conocido: Herencia genética, tendencia al optimismo, influencia social, plasticidad neuronal etc. Cuando sabemos que la felicidad es una esencia incorruptible que está más allá de este fenómeno, está implícita en el ser.
No hay quienes nacieron para ser felices y los que nacieron impedidos de esta gracia. Todos, absolutamente todos los seres estamos provistos de esta esencia. Lo que es verdad, es que todos tenemos distintos caminos para procurar nuestro regreso a casa y que, algunos de ellos, se mantienen en los laberintos del ego.
Con lo que hemos comentado no queremos demeritar ni un ápice los grandes avances que reporta la Psicología Positiva, lo que deseamos resaltar es lo que Sonja Liubomirsky concluye de sus investigaciones. Después de todo y en gran medida, este estado de felicidad no se encuentra o representa un objeto de deseo, podría decir que se construye o se alcanza y esto depende en gran medida del propio individuo.
Pero sea como sea la verdadera felicidad no se encuentra afuera, se encuentra dentro. Necesitamos adoptar la postura de internautas e indagar y poder decidir hacernos accesibles a ella. La Psicología Positiva nos puede mostrar todo esto, caminos, estadísticas, investigaciones, propuestas, posturas; pero el camino lo recorreremos cada uno de nosotros, y ese camino es hacia nuestra esencia, al encuentro esplendoroso de nuestro ser.
El verdadero reconocimiento de valor de los postulados de la Psicología Positiva es su manifestación en el mundo. La vía de objetivar, hasta donde esto sea posible, la felicidad. Alejarla de la charlatanería y la subjetividad perniciosa y ponerla sobre la mesa como una prioridad esencial.
Todo lo que nos procuramos como obstáculos para alcanzar la felicidad, nuestro pasado, nuestra genética, nuestras predisposiciones, representan condiciones teórico-prácticas, hipótesis que nos permiten entender en que campo nos movemos. A partir de allí tomamos ciertas decisiones de hacer esto o aquello. Agradecer, meditar, perdonar. Todo siguen siendo aproximaciones hasta que nos encontremos en el punto de abandonarnos en la esencia. Pero allí estamos "solitarios en el ser" y aquí los principios psicológicos o digamos científicos, filosóficos ya no son decisivos. Posiblemente nos ayuden en explicarnos a nosotros mismos ese camino de regreso. A darle tranquilidad a la mente ordinaria o a alinearla.
LA ESQUIZOFRENIA DE LA FELICIDAD. EL DOBLE MENSAJE DEL SIGNIFICADO
Me impactó y me gustó mucho el libro de Una Mente Feliz de Elaine Fox, en este sentido es probable que me haya seducido a través de una secuencia de deliciosas reflexiones pero que no me cabe duda me llevaron a una más completa comprensión de los efectos del divorcio de la esencia con la práctica de vida diaria. En su obra hay abundancia de datos, informes, resultados de estudios y mi simplificación es la siguiente: La brecha que se forma entre la esencia o verdadero ser de las personas y la identidad con la que han decidido darle vida y argumento a su realidad, dependiendo de rango nos ubica en un nivel de neurosis o de esquizofrenia.
Neurosis y esquizofrenia, desde el punto de vista conductual son dos anchos distintos del mismo espectro y su común denominador son una “ausencia de contacto con la realidad”
Si bien la realidad puede ser dividida en la realidad objetiva o profunda y la realidad ordinaria. El ser no conoce de estas nimiedades epistemológicas. El ser es el ser y se manifiesta de una o de otra forma. Entonces tarde que temprano se reclama como punto de referencia y esto puede ser hoy o el mismo instante de la muerte, o quizá aún después.
Pero volviendo al punto de partida de nuestra reflexión, la neurosis desde el punto de vista de las ciencias de la mente, representa una presencia constante y prácticamente ordinaria cuya referencia más común es hacia las emociones inmaduras: Una persona es neurótica en la medida que se frustra porque las cosas no se dan como se le pega su regalada gana y toma decisiones tendientes a intentar modificar el mundo.
En este orden de cosas la esquizofrenia se presenta cuando la persona no fue capaz de modificar el mundo y su mente se encarga de hacer los ajustes necesarios para que, a través de la interpretación perceptiva, crea que si lo hizo.
Pues resulta que si ubicamos esta misma fórmula para la realidad objetiva o profunda, las manifestaciones de la persona en relación a su esencia, en este caso la felicidad, podrían ser muy similares y de cierta forma empatarse y dar una explicación a las manifestaciones del estrés y la frustración.
Lo que nos aleja de la felicidad son las ilusiones del mundo material: apego, aversión e ignorancia son manifestaciones ordinarias que empañan la esencia.
El Dr. Robert Laing en su libro “El yo dividido” donde al intentar establecer un canal de comunicación con los grupos de Esquizofrénicos que trataba, descubrió que mucho de ellos en “su mundo” parecían muy felices. No parecía que para ellos vivir en ese estado fuera un problema sino todo lo contrario. El verdadero problema es su trato con el mundo exterior.
La reflexión se encaminaría a establecer qué tipo de “ajuste” realizaron estas personas (impulsados por su ser) para encontrar la felicidad. Una felicidad que si bien no se alcanzó por estados de conciencia (o no la sabemos) ubica a la persona en un mundo más ad oc. La lectura simplista es que la esquizofrenia es un resultado de una evasión extrema, de una distorsión a la responsabilidad que implica manifestarse en consciencia ante los retos que le representa el mundo (exterior)
Es entonces que el ser se manifiesta de muchas formas y aun cuando la esquizofrenia limita el libre albedrío (nosotros no lo tenemos acaso limitado por el mismo mundo) la verdadera naturaleza en reposo de los esquizofrénicos acaso no se ubicó en una manifestación extrema hacia el mundo exterior para darle paso a un mundo interior.
Bueno, y todo esto que tiene que ver con una vía de aprendizaje de la felicidad. Quizá es el hecho de que la felicidad como esencia, se manifiesta como una fuerza muy grande que requerimos canalizar o permitir fluir de una o de otra forma ya que si no lo hacemos, encontrará su camino, ya sea en los distintos mundos de la percepción, o quizá incluso en otra vida.
Pero en esta vida y en el mundo ordinario, necesitamos permitirnos ser tocados por la esencia, permitir que, como dirían los Jedis de la Guerra de las Galaxias, los “midiclorianos”, es decir la esencia que del Kosmos reside en cada uno de nosotros se manifiesten y nos impulse hacia la fuerza y nos aleje del lado oscuro. Para ello requerimos un modelo que parta precisamente desde la consideración de esos confines que miramos tan alejados y fuera de nosotros y los consideremos como partes de un todo, un modelo holista que no necesite retroalimentación sino que por sí mismo ya se encuentra en el conocimiento.
Aquí entra algo de lo que hemos platicado del modelo educativo Holista, ya que la identidad con la esencia solo se logra, al menos a este momento, a través de este modelo de educación, el cual permite no solo la concepción de esta integralidad sino que promueve el trabajo personal interno como una fórmula para adquirir un mayor nivel de conciencia que sea impactado en las organizaciones bajo las cuales se gestan los modelos, y que éstos procuren el mayor beneficio de todos sus integrantes para el logro de resultados extraordinarios.
Precisamente, fuera de sus contextos comerciales, si se plantea como modelos de aproximación a los universos holistas, producciones cinematográficas como “La guerra de las galaxias”, “Matrix”, “Cloud Atlas” “Siete años en el Tibet” pueden representar excelentes recursos para la reflexión siempre que se canalicen hacia el trabajo interno y no hacia la significación interna: Si se interiorizan tocan el ser, si se exteriorizan sin un trabajo previo interno, generalmente se dogmatizan.
El trabajo social con este tipo de producciones también es un buen ejemplo de nuestra reflexión ya que en ese orden de ideas la interiorización de las propuestas de una cinta pueden disminuir la brecha entre la felicidad como esencia y el mundo de nuestra realidad ordinaria, pero por otro lado, si solo se integra al mundo de la semiología ordinaria, se exacerba.
Un elemento importante que influye en todos los fenómenos del mundo y que nos apoya para la construcción o disminución de brechas esquizofrénicas es el tiempo.
El tiempo es uno, objetivo, incorruptible, constante. Representa el hilo bajo el cual se genera el movimiento como cualidad esencial de la existencia ordinaria.
El tiempo, al tener estas cualidades, solo se encuentra presente en nuestra vida en este preciso instante, cualquier otra referencia al mismo es solo eso, una referencia plagada de información: hacia atrás, es decir hacia el pasado, recuerdos que son componentes complejos entre datos e interpretaciones y hacia adelante, es de cir, el futuro, plagado de proyecciones, imaginación, anhelos, propósitos, es decir, información al estilo de ciencia ficción o narrativa que aún no sucede.
Cuando nuestra mente se enfoca en el momento único en el que el tiempo está presente, existe una ventana de conexión hacia el ser. Cuando el enfoque a esta ventana es constante, el ser permanece manifestado y en conexión. Si este enfoque es cambiado y se ubica en el pasado como estilo de vida, entonces la desconexión del ser permite que se presenten ciertos fenómenos con los cuales convivimos como si fueran existentes: frustraciones, sufrimiento, miedos. El pasado es importante porque tiene su función como referencia a nuestra identidad, pero no debemos permitir que mantenga esa definición. Por otro lado si nuestro enfoque se proyecta hacia el futuro también la conexión se cierra y fenómenos distintos ocurren, por ejemplo la angustia, otro tipo de temores. En ambos sentidos de desviación del enfoque, es decir hacia pasado o futuro, la desconexión con el ser tiene efectos: El cuerpo se desajusta al intentar “transportarse” físicamente al lugar donde se encuentra puesta la atención permanentemente. El cortisol comienza a generar efectos en el cuerpo y a este fenómeno se le ha denominado generalmente estrés.
¿Por qué nuestra mente tiende a desajustarse en su enfoque en la línea del tiempo? Porque es lo que conoce pues es lo que ha aprendido, es el camino de realización que se le ha inculcado como válido, porque la chispa interior, si bien no ha sido apagada, ha sido encapsulada y redefinida por el ego, un sistema mental de creencias que nos hace creer que como personas somos un algo en donde se nos define desde afuera. Es por ello que el sistema de percepción, permanentemente se encuentra en lo que podríamos decir, un sistema que si tuviera un indicador marcaría como E (error) y que está permanentemente buscando y buscando en donde está su definición. Es por ello que los humanos buscamos nuestra definición en las referencias del mundo (que están en el pasado) para con el hacer y tener, proyectarlas al futuro. Entonces por ello, vivimos en un error original causado por el ego.
Precisamente por nuestro proceso educativo, nuestras herramientas de aproximación de la realidad que solo miran hacia afuera y que se mantienen alerta de lo que hemos hecho, lo que hemos vivido y de lo que viene y el momento presente, representa la oportunidad del “hacer” y el “tener”. En todo esto el único lugar para el “ser” es referencial, lo que lo convierte en un punto dogmático.
Afortunadamente tenemos un sistema de alarma, claro estoy hablando del estrés. Este fenómeno psicocorporal nos puede matar o nos puede salvar.
Si la ecuación funciona, la manera de contrarrestar el estrés es manteniendo cada vez más tiempo la conexión, es decir ubicarnos en el momento presente y con la ventana que conduce al ser abierta.
Es por ello que Elaine Fox coincide en que las prácticas que tiendan a aplacar estas distorsiones nos conducen a una mayor calidad de vida, verbigracia las prácticas de atención plena.
Aun cuando la práctica del mindfulnes se ha trivializado o al menos vista como un producto milagro para disminuir los estragos del estrés cotidiano, representa una aproximación a estados de mayor receptividad para el mundo interior, es por ello que los resultados reportados son muy positivos.
Esperamos que esta serie de reflexiones en función del aprendizaje de la felicidad sean útiles para impactar la inquietud de explorar en nosotros mismos y contactarnos con su esencia. Que podamos abrir nuestra mente y nuestro corazón en las nuevas e infinitas posibilidades.
Ya lo dice el dicho: “No hay peor ciego del que no quiere ver” y en este caso se trata de abrir nuestra conciencia y comprobar mediante la experimentación directa, que los velos que nos apartan de nuestra felicidad se apartan con una decisión personal.