La AUTORIDAD, matizada con el nivel de Conciencia (Modelo de Capitalismo Consciente).
Una vez que has visto el video de los orígenes del liderazgo consciente, es el momento de enlazar distintas ideas que son el tema central de toda la materia. Por lo que, además de todo lo analizado y visto en relación con el auctoritas y potestas, ensayemos ahora que sucede en función de la autoridad cuando en esta se distingue la autoridad tradicional u ordinaria con un concepto de autoridad consciente o conectada con el interés de todos los involucrados.
En la familia el poder se ejerce en una línea doble: por una parte durante la patria potestad deviene de una tutoría jurídica por lo cual es de observancia obligatoria, sin embargo, de forma paralela, es a través de un estilo de liderazgo, el que el poder es ejercido y este estilo se empapa de una autoridad asignada o asumida a través de las tradiciones, los sesgos, nuestra experiencia, socialización y nuestras creencias. Este tipo de autoridad suele ser tácita y no reflexiva y tiene una repercusión social cuando el poder ya no es ejercido por el tutelaje jurídico que otorga la patria potestad y el adulto miembro de la familia se enfrenta a la posibilidad de ejercer su libertad de decidir.
Cuando vemos a la autoridad desde los lugares comunes, es a través del pensamiento habitual que integra el “deber ser” el que se convierte en la falsa ilusión de elegir, pues estamos actuando a través de los filtros de realidad que los padres nos han inculcado. Independientemente que existen un plataforma de cultivo de principios y valores que son esenciales para tener referencias adecuadas en este mundo, las fórmulas del “deber ser” nos encaminan a un mundo mucho más condicionado. Creemos que nosotros o nosotras deberíamos (u otros/otras personas) en las cuales proyectamos nuestra visión de la realidad, “deberían” hacer lo que la persona que se encuentra ejerciendo su poder desde el lugar que se le ha reconocido en su autoridad tácita, dice y no hacer lo que dice que no hagamos.
Hemos escuchado provenir de los Fundadores o Patriarcas las palabras “Porque yo lo digo”, y ser testigos del efecto de tristeza, desesperanza y frustración que los demás experimentan al oír estas palabras..
Es aquí donde es viable considerar exponer al sistema a una evolución consciente de la autoridad. La autoridad que manifiesta el líder consciente. Una autoridad que consideramos “conectada con la vida” y cuya principal característica es el respeto a la libertad del otro a través de la consideración de sus propios intereses legítimos.
Si los líderes de la familia descubren estas posibilidades, en cualquier momento de la evolución de su familia, podrán impulsar una mejor gestión de la dinámica familiar a través del apoyo a los planes de vida de los demás integrantes. Esto se conecta con la intersección que el subsistema familiar posee con el subsistema de la empresa y los resultados suelen ser muy positivos, redundando en un tránsito amable y armonioso hacia la institucionalización de la empresa familiar.
Y lo que es aún mejor es que este liderazgo consciente permeará a la empresa lo que disminuye notablemente las fricciones que generalmente aparecen por la falta de claridad y las confusiones de rol dentro de la empresa.
Nuestro Desafío y Oportunidad
¿Puedes imaginar un ambiente de empresa familiar cuyos principios culturales faciliten el que todas las relaciones se establezcan en los ejes del amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad?
Pues este es el propósito esencial del enfoque del capitalismo consciente promovido por el liderazgo consciente. No es una utopía pero parece serlo ya que estamos trabajando con sesgos tan fuertes que llevan siglos de prevalencia.
La “autoridad conectada con la vida” es un tipo de autoridad que puedes esforzarte por encarnar con alegría. Este tipo de autoridad te convoca a practicar el cuidado y a actuar desde un entendimiento de las necesidades. Te convoca a actuar de una manera que construye confianza al estar “al servicio” de las personas que te piden que guíes o que líderes.
Como seres humanos que crecimos en un entorno de “autoridad ordinaria”, puede ser un desafío tremendo cambiar hacia una forma de liderazgo y autoridad más conectados con la trascendencia y con la vida.
El primer desafío es actuar con nuestras propias formas personales de significar nuestra realidad ¿Cómo podremos influir en otros en una nueva forma de percibir la autoridad cuando nosotros mismos no lo hacemos?
Existe en la trampa del autoengaño una fórmula circular que nos impide salir de la concepción de una autoridad ordinaria o habitual y es la intención positiva. Generalmente los patriarcas o fundadores nos comparten su idea de que ellos no abusarán de su poder y considerarán dentro del modelaje de su autoridad correcciones a lo que “no se ha hecho bien” y que en base en ello, ellos sí lo harán de una mejor forma. Y en esta trampa de la intención es fácil que nosotros también caigamos.
Parte de nuestro desafío es recordar que casi todas las guerras que se lucharon fueron llevadas a cabo desde una intención positiva, pero no desde un cambio radical de consciencia en donde la primera reflexión implica empatizar con el otro.
Cuando nos movemos hacia una autoridad y un liderazgo conscientes, “conectados con la vida”, desarrollamos la confianza en nuestra propia naturaleza trabajando en un espíritu colaborativo. A su vez esta evolución colaborativa genera una alineación de visiones, recursos y esfuerzos que es capaz de catapultarnos como sociedad. Sin embargo por lo pronto sugiero evitar ser tan ambiciosos para mantenernos en el foco y en el objetivo que estos cambios de perspectiva los requerimos en nuestro ambiente más íntimo que parte de mí mismo, de mi interior y se esparce por los que me rodean y el círculo de mis relaciones, como si se tratara de una “cadena de favores”.
Te propongo una práctica muy simple:
Piensa en una persona con la que tienes sustanciales diferencias
Escribe en un papel:
- Una descripción del tema de la diferencias en dos párrafos de no más de cinco renglones cada uno.
- En otro párrafo escribo mi explicación de por qué el otro está mal en su planteamiento o en su visión.
- En otro párrafo me voy a permitir ser la otra persona, ver como el mira, sentir como el siente, percibir su entorno como él lo percibe y entonces voy a escribir, como el lo haría, su visión del asunto.
- Una vez hecho lo anterior, responderé a la siguiente pregunta ¿Y si el otro tuviera razón?
- Por último describe tres alternativas para negociar las diferencias con el asunto.
- Agrega 3 tres aprendizajes que te haya dejado el ejercicio.
Relee todo lo que escribiste y déjalo reposar unos días, evitando caer en la rumiación (Pensamientos circulares que no llevan a ningún escenario nuevo.