En esta segunda parte continuaremos explorando a detalle los distintos vínculos que tiene el aprendizaje de la felicidad y sus posibles efectos en los distintos ámbitos del quehacer humano.
FELICIDAD Y RESPONSABILIDAD
Ante lo que representa una construcción del significado de felicidad como algo trivial, subjetivo y alejado de la materialidad o de las aspiraciones de progreso económico (parece absurdo pero así es) muchas personas, sobre todo quienes han estado involucradas en aspectos económicos o laborales con visión capitalista tradicional o en el extremo del comunismo, consideran que la felicidad es un algo que aleja a las personas de un anhelo de superación consistente este en logros económicos, incluso puede llegarse al extremo de la manifestación de que la felicidad y el éxito son mutuamente excluyentes, o en su caso simbióticos, es decir, por un lado si procuras un estado de felicidad te alejas de la posibilidad de lograr un éxito económico que solo puede estar al alcance de quien está dispuesto al sacrificio en pos del logro (si trabajas duro por el dinero, deja que el di-nero trabaje por ti) o por otro lado si quieres ser feliz, necesitas allegarte de los satisfactores y estos satisfactores seran tu felicidad.
Pues ni uno ni otro. En principio la felicidad implica un mayor dominio de la maestría de la responsabilidad con uno mismo. Por tanto, esta responsabilidad implica la manifestación de un nivel de conciencia trascendente La conciencia trascendente implica un trabajo con el apego, la aversión y la ignorancia. Para este trabajo procuramos la auto indagación. El desapego, la compasión y la sabiduría nos aproximan a nuestra esencia. En este estado el valor de todo cuanto nos rodea adquiere su verdadera dimensión. Es entonces que nuestras aportaciones al mundo, entre otros efectos, procuran el máximo beneficio para todos los que nos rodean. Nuestro trabajo reflejara esta disposición, nuestra familia, nuestros vecinos, nuestros amigos. Todos forman parte de esta manifestación holista y virtuosa.
FELICIDAD Y CONSTRUCCION SOCIAL
La Familia representa núcleo de la sociedad. Actualmente la familia ha sufrido un indeseable proceso de descomposición producto principalmente de un funcionamiento dogmático. Las estructuras de principios y valores se han estado generalmente reciclando en la incongruencia, en el doble discurso y esto es una tendencia que urge revertir, toda vez que el primer espacio en donde el individuo se confronta a si mismo es en los principios que recibe y su conversión en valores. Actualmente principios y valores no están siendo los mismos. Un principio que se establece no termina madurando por lo que comentamos; la falta de congruencia. Entonces en el proceso de individuación muchas familias que se encuentran en estas condiciones, están aportando a la sociedad individuos ambivalentes cuyos patrones de comportamiento se encuentran contaminados con las capas de cebolla que los alejan de una concepción de la felicidad. El ego en ellos se regodea haciéndoles creer que la naturaleza del ser humano es el sufrimiento el cual se combate con la queja, la agresión, la defensa de la razón y en un caso de mayor ingenuidad pidiéndole a Dios su resolución.
Es entonces que la red social se vuelve una caja de resonancia de estas distorsiones y en conjunto busca soluciones a los problemas cuyo sustento estratégico se aleja de las reales probabilidades de solución. Luchas de poder, marchas sin sustento, corrupción, falta de responsabilidad.
Es por ello que con cada individuo que gane terreno en el desarrollo de conciencia y que reconozca el ego como un reto a vencer con las armas del autoconocimiento, es un individuo que se suma a una red virtuosa en donde la participación de cada uno es relevante.
El primer paso es la recuperación de la dignidad personal, y esto solo ocurre con la conquista de nosotros mismos, responsabilizándonos de las consecuencias de nuestros actos. Si este primer paso ocurre, el siguiente será reconocernos en nuestra divinidad, reconocernos en nuestra luz y esto comenzará a irradiar al entramaje social que no responderá ya a las leyes del sistema sino al reflejo de la integralidad. Se tornará al unísono en una conciencia social mucho más profunda, coherente y avanzada.
FELICIDAD Y MODELO EDUCATIVO
Entonces, si la felicidad en gran medida depende del individuo, cual es el modelo educa-tivo que puede apoyar a este proceso. Y es precisamente aquel que puede reconocer y procurar los elementos más convenientes para que el individuo o educando, en un prin-cipio reconozca sus opciones y después que le permita aproximarse lo más posible a sus propias potencias.
Un modelo educativo que procure la felicidad, comprenderá que la manifestación interior es parte de la formación y que esto no consiste solo en el respeto por la diversidad de pensamiento sino que representa una verdadera fuente de sabiduría y formación, por ello no puede ser un modelo tradicional de transmisión de conocimientos sino una co-munidad en donde la practica colectiva genera un nivel de conciencia superior.