En las empresas familiares, el tema de su continuidad a través de generaciones se ha marcado como un acto prioritario de consciencia preventiva. La definición de un sueño compartido que tenga su origen inspiracional en la intrepidez visionaria del emprendedor- patriarca ha cubierto muchos escenarios de la planeación de la empresa familiar.
La pregunta es la siguiente; ¿Es realmente la continuidad el fin último de la empresa familiar o de cualquier empresa?
Pongamos el siguiente ejemplo. Una empresa familiar dedicada a la exportación de minas de carbón mantiene en vilo al patriarca que, consciente de su vulnerabilidad, ha previsto desarrollar un plan de sucesión que asegures la continuidad de la empresa. En un sentido paralelo, la familia ha desarrollado la percepción de que la empresa se encuentre integrada en un esquema de alto valor económico, a la vez, en un segmento contaminante que consideran perjudicial para el medio ambiente.
La operación de la empresa es legal, no obstante, se ha generado un choque de valores en la familia, quienes sugieren que la empresa se transforme para integrarse a un segmento innovador consciente en la producción de energía eólica o en una alternativa similar. La disyuntiva es entonces continuar o trascender. Continuar es mantener a la empresa en operación aun cuando el patriarca falte. Trascender en innovar para ofrecer al mundo una solución que lo beneficiara, aun a costa de la disminución temporal de valor económico.
Hay mucho mérito en tener la capacidad de dar el salto transgeneracional, sin embargo, la verdadera huella de la pisada indeleble que nos muestra la aportación que una empresa deja en el entorno familiar y social se percibe a través del filtro valiente de la sustentabilidad atemporal, que en todos los casos solo lo puede ofrecer la innovación consciente.
Podría resultar paradójico el hecho de que, para trascender, en ocasiones habría que tener la claridad de que desprenderse del bien más valioso para el patrimonio familiar consciente en la propiedad de la empresa misma es la mejor vía para lograrlo. Cuando la empresa familiar ha dejado de corresponder a la columna vertebral de valores de la familia, y esto es correctamente detectado por los propietarios familiares, una alternativa es desinvertir y diversificar.